14 de diciembre de 2020
Saludos a todas y todos,
Hoy vivimos otro momento de la pandemia. Aunque tenemos importantes retos presentes, podemos ver la luz al final del túnel. Debemos primero felicitar el trabajo de tantos héroes que con valentía brillaron en ese oscuro e incierto momento. Hoy tenemos más conocimiento sobre los límites de nuestras políticas de salud, gestión de riesgo y protección social y tenemos ideas importantes sobre cómo superarlos. Asimismo, sabemos cuáles intervenciones funcionan frente al COVID-19 y cuáles no; lo que nos ayudará frente a futuros retos similares.
En estos meses, a nivel mundial, hemos aprendido una respuesta óptima y oportuna ante una pandemia solo se genera desde un marco global de cooperación para compartir la información y la evidencia científica, transferir conocimientos y estandarizar las mejores prácticas. En este sentido, la cooperación va más allá de la ayuda económica, para incluir aspectos científicos, logísticos y regulatorios.
Un aspecto fundamental en esta batalla contra la COVID-19 fue garantizar canales de información veraz y precisa. La lucha contra la desinformación, los prejuicios anticiencia y en general las denominadas, fake news fue tan importante como la cooperación técnica y financiera. Junto al COVID-19, la desinformación se propagó con igual virulencia y generando mucho daño. Ahora que la vacuna es una realidad, además de los aspectos económicos y legales que deben dilucidarse para garantizar su disponibilidad para las personas de menos recursos, también hay que combatir la desinformación que motiva prejuicios antivacunas.
Asimismo, aprendimos sobre las deficiencias de la cadena global de suministros para insumos claves como reactivos de pruebas, equipos de protección personal, ventiladores, entre otros. Al principio de la pandemia, el choque que resultó del acaparamiento de esos insumos resultó en un factor de mayor vulnerabilidad. Así, sabemos que debemos tomar medidas que aseguren la resiliencia de estas cadenas de suministros a choques similares.
Mirando hacia el futuro
En el futuro inmediato es promisorio, en la medida en que a la fecha de hoy tememos 7 vacunas aprobadas y otras sesenta en diversas fases de desarrollo. Las más avanzadas de estas vacunas presentan más de 90% de efectividad. Sin embargo, todavía tenemos retos importantes de cara a superar los límites y deficiencias antes mencionados.
Hoy más que nunca evidenciamos que el futuro de la humanidad depende de nuestra habilidad de vivir en armonía y ser solidarios. Hoy entendemos que la óptima respuesta a riesgos como el de la Pandemia o el Cambio Climático depende de generar alianzas estratégicas en aspectos económicos y logísticos, pero también en ciencia, tecnología e innovación, así como en materia regulatoria y gobernanza democrática.
Así como hablamos de inmunidad colectiva para triunfar en términos médicos contra la pandemia, debemos saber que se requiere una inmunidad colectiva de nuestros países para sobrevivir en términos económicos, políticos y sociales. La crisis sanitaria y la crisis económica derivadas de la pandemia, no pueden esquivarse unilateralmente por los países; si no desarrollamos esquemas de cooperación e integración más efectivos, todos los Estados seguirán en riesgo.
El Gobierno dominicano ha elevado la idea de que en la región de América Latina y el Caribe requiere un fondo regional para la transición a sociedades resilientes y justas, que estén preparadas para garantizar el bienestar de su gente ante crisis como la pandemia o el cambio climático, y que a la ve promueva la integración y la autonomía de la región. La cooperación europea sería fundamental para proyectos como este.