Santo Domingo de Guzmán, Distrito Nacional
15 de marzo de 2023
Damas y caballeros,
“Haz, Señor, de nuestra vida, un testimonio firme de lucha por la defensa de la fe y la santa Iglesia”. Esta estrofa forma parte de una de las oraciones elevadas a Asterio de Petra, santo católico de Jordania, tierra natal de nuestro estimado Monseñor Ghaleb Moussa Abdallah Bader, Nuncio Apostólico de Su Santidad, el Papa Francisco.
Haciendo honor a la verdad, esta frase resume la vida de Ghaleb Bader, quien a lo largo de muchos años ha dado testimonio de su deseo de servir a los mejores intereses del pueblo de Dios y de la iglesia, tanto en las labores parroquiales, como en su rol de presidente del Tribunal Eclesiástico.
Hoy nos convoca el cuerpo diplomático acreditado ante República Dominicana a través del embajador Frank Rainieri para decir un -hasta pronto- a quien ha servido como decano de esta institución durante los últimos cinco años. Hemos tenido el privilegio de ser el primer país de América Latina y el Caribe, en recibirlo como representante del Santo Padre y espero que se lleve Usted una grata e imperecedera impresión de la calidez y la fe del pueblo dominicano.
No pretendo hacer un repaso de la extensa y fructífera carrera de Monseñor Bader, la cual le ha llevado por Oriente estrechando las relaciones diplomáticas y eclesiásticas entre la Santa Sede y el mundo árabe, pero sí quisiera que me permitan destacar el importantísimo rol que ha desempeñado Monseñor Bader en el fomento del diálogo interreligioso y la expansión de la fe cristiana por el mundo, desde que fuere ordenado sacerdote en Jordania el 13 de junio de 1975. Su participación en la traducción al árabe del nuevo Código de Derecho Canónico es una muestra palpable de esa gran vocación. Es autor de varios libros y habla siete idiomas.
Su comprensión del impacto de las culturas locales en el quehacer de la Iglesia le han preparado, una feliz coincidencia, para acompañar, el 15 de agosto del año pasado, uno de los actos religiosos de más relevancia para nuestro país en los últimos tiempos, la celebración del Centenario de la Coronación de la Virgen María en su advocación de Virgen de la Altagracia, reconocida como la Madre Protectora de los dominicanos.
Desde su llegada a Santo Domingo, Monseñor Bader mostró interés por el fomento y desarrollo de la educación, motivo que lo llevó a realizar visitas a diferentes centros universitarios y tecnológicos de nuestro país, donde será recordado con mucho aprecio. El Ministerio de Relaciones Exteriores también ha sido testigo, en nuestra academia diplomática, de su entusiasta participación y apoyo a diversas actividades de carácter científico y de investigación.
Sin duda, han sido sus cualidades humanas, su fino trato, su temperamento reflexivo, y su vocación de servicio los que le han ganado el respeto y la admiración de tantos que hemos interactuado con Usted a lo largo de estos años, en sus
funciones de decano del Cuerpo Diplomático. Su labor ha contribuido al fortalecimiento de las excelentes relaciones existentes entre República Dominicana y la Santa Sede.
Aprovechamos esta oportunidad para enviar nuestra felicitación al papa Francisco en ocasión del Décimo aniversario de su pontificado. Una década de suma relevancia para el acercamiento de la Iglesia a las “exigencias de nuestro tiempo”, como él mismo ha aseverado.
Monseñor Bader, esperamos que este paso por nuestra región haya sido para Usted tan fructífero como lo ha sido para nosotros y que lleve Usted consigo la devoción del pueblo dominicano. Le deseamos un feliz regreso y le auguramos muchos éxitos en sus próximas actividades diplomáticas.
¡Muchas gracias!