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Discurso Canciller Roberto Álvarez VTC abierta sobre la “Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití” (BINUH)- Primer año de existencia”

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05 de octubre del 2020

Agradezco a la Enviada Especial del Secretario General en Haití, Helen La Lime, por la presentación de su detallado informe, el cual refleja claramente las diversas crisis por las cuales atraviesa Haití.

Señor presidente, Quisiéramos iniciar reconociendo los esfuerzos realizados por el gobierno haitiano para contrarrestar los efectos de la pandemia del Covid-19 en su país, bajo el liderazgo de su Comisión Multisectorial COVID-19.

Es de suma preocupación para República Dominicana la profunda crisis social, económica, sanitaria y política que se vive en la hermana República de Haití, marcada por el estancamiento en la organización de las elecciones legislativas y la falta de consenso sobre una agenda política común que permita romper los impases y definir un nuevo ciclo electoral que encamine a esa nación por un sendero de estabilidad duradero.

Es por esto que, en la primera intervención dominicana sobre el tema haitiano frente a este Consejo el año pasado, advertimos sobre el peligro de una salida prematura de la MINUJUSTH sin antes haber alcanzado las condiciones adecuadas para ello. Esperamos que esta situación sirva de ejemplo cuando sea analizada la continuación de mandatos de otras misiones, a fin de no cometer el mismo error.

Esta compleja crisis política y económica ha degenerado en una imposibilidad de buena gobernanza y por tanto es de profunda preocupación para República Dominicana. La situación económica, la inseguridad y la crisis alimentaria, que hoy alcanza a aproximadamente 5 millones de haitianos, según el Programa Mundial de Alimentación, afectan significativamente no solo las operaciones del personal de Naciones Unidas, sino a todas las actividades tendentes a mejorar la situación de dicho país. El problema es multidimensional y requiere de una acción interdisciplinar.

A pesar de que los homicidios intencionales denunciados a la policía disminuyeron un 12% entre el 1 de junio y 31 de agosto, la violencia y la impunidad continúan haciendo estragos y afectando el normal desenvolvimiento de la vida cotidiana. Los secuestros han repuntado; los continuos enfrentamientos entre pandillas han provocado recientemente el desplazamiento de cientos de familias. En los últimos días hemos escuchado con estupor como la violencia ha tronchado la vida productiva de ciudadanos de alto perfil como la del profesor, abogado y presidente del Colegio de Abogados de Haití, Monferrier Dorval, así como la del padre del Director de la Policía, quien fue hallado muerto dentro de un tanque de agua. Estas acciones han sido interpretadas como amenazas y rechazo de sectores minoritarios que prefieren el caos y que apuestan en contra del proceso de reforma constitucional en el país.

Ojalá que, más temprano que tarde, los autores de estos atroces crímenes sean sometidos a la justicia; tanto la inacción como la impunidad son inaceptables. En este contexto, exhortamos a las Naciones Unidas a dotar a la BINUH del personal necesario para que la misión pueda ser efectiva y pueda cumplir con su mandato. Conscientes de la contracción de la economía mundial, es preciso enfatizar que la BINUH necesita contar con todo el personal completo para poder aspirar a ser efectiva, y de similar forma, exhortamos a la BINUH, a la comunidad internacional y al gobierno haitiano a redoblar sus esfuerzos en el apoyo al Plan Estratégico de Desarrollo de la Policía Nacional Haitiana 2021, y, asimismo, a brindarle al sistema judicial los recursos y las herramientas necesarias para proteger los derechos de los ciudadanos, en particular los de los más vulnerables.

Resulta paradójico que uno de los aspectos en los cuales las Naciones Unidas ha logrado cierto éxito en Haití desde 2004, generar una conciencia crítica sobre los derechos humanos entre la población, no encuentre el respaldo institucional para hacerlos valer ante la justicia; existe hoy una brecha entre las expectativas y demandas de la sociedad y la capacidad de los titulares de los derechos de lograr que se respeten.

Señor Presidente, la situación humanitaria en Haití continúa siendo preocupante. El 53% de los hogares haitianos experimentaron hambre entre mayo y junio pasado, y se espera que el número de niños que sufren de desnutrición aumente en un 25% a finales de año. En junio se lanzó un Plan de Respuesta Humanitaria revisado para 2020, cuyo objetivo es llegar a 2.3 millones de los 5.1 millones de haitianos considerados más vulnerables. Incluyendo la respuesta al COVID- 19, este plan requiere 472 millones de dólares. Sin embargo, de manera desconcertante, al 10 de septiembre del mes pasado, el fondo solo había recibido financiamiento en un 16 por ciento. Esta situación podría agravarse por la aun activa temporada de huracanes.

Para minimizar estas agravantes, es necesario intensificar el trabajo de la mano del gobierno de Haití y sus instituciones, para establecer mecanismos que permitan la evaluación de riesgos y el diseño de planes y estrategias para fortalecer a los sectores más afectados. Igualmente, se deben establecer canales de información y colaboración con las comunidades locales para ampliar los mecanismos de alerta temprana que ayuden en la planificación conjunta del impacto de los choques climáticos. La conjunción de crisis institucional, Covid19 y fenómenos climáticos adversos puede ser una combinación demoledora para un país al que no podemos dejar solo.

La frontera compartida de las repúblicas de Haití y República Dominicana, implica que los procesos políticos, sociales, sanitarios y económicos de cada país impactan significativamente en el otro. El éxito de las políticas de salud, seguridad, defensa y adaptación al cambio climático requiere la coordinación binacional. Dada la situación de Haití, para lograr esa coordinación es imprescindible, repito imprescindible, el apoyo y el acompañamiento de la comunidad internacional y los organismos multilaterales.

La inestabilidad en Haití amenaza la de República Dominicana y potencialmente a la de la región. Por eso, la inercia o la elusión no pueden ser jamás políticas viables para el caso haitiano.

En este contexto, una vez más, nos hacemos eco de las palabras del Secretario General al decir que «en ausencia de apoyo financiero adicional, Haití se retrasará aún más en superar sus desafíos de salud y de desarrollo». Y esto, distinguidos embajadores, no lo debería volver a permitir la comunidad internacional.

La buena vecindad entre los dos países no puede nunca perjudicar el principio de cumplimiento estricto de la legalidad dominicana e internacional.

En estos casi 2 años como miembros no permanentes en este Consejo, República Dominicana ha hecho propuestas coherentes sobre el proceso político en Haití y se ha abstenido en aquellas resoluciones que, aunque bien intencionadas, no han tomado en cuenta debidamente la realidad haitiana; ha trabajado de forma bilateral y multilateral por avanzar la agenda de paz y seguridad para Haití—poniendo a disposición nuestros buenos oficios.

Al ser esta nuestra última participación sobre el tema en este Consejo, justo cuando la BINUH cumple un año de misión en Haití, al tiempo que dicho país se encuentra bajo condiciones políticas, socioeconómicas y de seguridad más precarias que las del año pasado, queremos enfatizar nuestra reiterada preocupación de que a pesar de los avances del «Plan Una ONU» y aun con el apoyo del Equipo País de las Naciones Unidas a las autoridades haitianas, este Consejo no puede darse el lujo de transferir las responsabilidades de la Misión al gobierno haitiano mientras persistan la profunda inestabilidad política y la crisis humanitaria actuales en ese país.

 

No obstante, es vital dejar claramente establecido nuestro firme convencimiento de que el bienestar y el futuro de los pueblos están en manos de sus ciudadanos. La comunidad internacional, a pesar de ser un soporte adicional y fundamental, no puede generar los cambios necesarios en Haití por si sola. Es imprescindible la participación activa de la sociedad civil y el liderazgo político haitiano, incluyendo un concurso efectivo de la diáspora, con criterios unificados y encaminados hacia una agenda común. Lo anterior solo puede lograrse si el proceso electoral pendiente en Haití es exitoso.

Por ello exhortamos a la comunidad internacional a tomar un papel más activo en la organización de ese proceso y a extender el mandato de la BINUH, dotándola, además, de los recursos necesarios para su correcto funcionamiento. La BINUH debe facilitar un Pacto Político amplio en Haití, que garantice la celebración de las elecciones legislativas, que es la tarea más urgente.

Finalmente, el gobierno dominicano hace un llamado a la comunidad internacional a proveer al pueblo haitiano la ayuda humanitaria que tanto requiere y los recursos necesarios para poder invertir en infraestructuras y en la creación de empleos.

República Dominicana continuará una política abierta a la colaboración sostenida con el pueblo de Haití, una colaboración que caracteriza el profundo sentimiento solidario de nuestro pueblo, pero también declara con igual firmeza que no hay -ni podrá haber- una solución dominicana a la situación haitiana.

Muchas gracias.