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Discurso canciller Roberto Álvarez en Reunión de Ministras y Ministros de Relaciones Exteriores de Iberoamérica

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Excelentísimo señor Marcos Pinta Gama, Secretario General ad interim para Iberoamérica;

 

Excelentísimos colegas Cancilleres y Jefes de delegación.

 

Distinguidos embajadores y funcionarios que nos acompañan,

 

En nombre del presidente Luis Abinader y del gobierno dominicano les doy una calurosa bienvenida. Para República Dominicana es una gran alegría y honor ser sede de esta reunión de Ministras y Ministros de Relaciones Exteriores de Iberoamérica en la nueva casa de la Secretaria Pro Témpore de la Conferencia Iberoamericana.

 

Este encuentro, que es la primera reunión presencial iberoamericana en dos años, se celebra en el marco de un vendaval de profundos cambios en Iberoamérica y en el mundo. Estamos en una nueva era de globalización con un horizonte incierto. La pandemia, la crisis climática y la cuarta revolución industrial están provocado cambios profundos en las relaciones entre los Estados, y de los Estados con sus ciudadanos.

 

De acuerdo a un reconocido experto, estamos entrando en un nuevo período de la conciencia humana, caracterizado por la ausencia de un marco dominante de pensamiento que oriente nuestras acciones. Las transformaciones tecnológicas parecerían superar el raciocinio humano, y esto nos obliga a desarrollar nuevas instituciones que puedan mantener la gobernabilidad democrática frente a las nuevas realidades sociales.

 

Mientras tanto, en América Latina atravesamos un ciclo electoral que está generando cambios y transiciones. Para nadie es un secreto que la democracia como forma de gobierno atraviesa un evidente retroceso, potenciado por la coyuntura de pandemia y crisis económica, llegada justo cuando la gobernanza democrática enfrentaba grandes dificultades por marcadas tendencias sociales y económicas subyacentes cuyo movimiento tectónico se evidenció en la polarización política y el auge del populismo.

 

El incremento de las clases medias en las últimas tres décadas es un testimonio del progreso social de nuestras sociedades; pero también ha implicado nuevos retos para la gobernanza, pues ahora hay importantes segmentos sociales que ejercen por primera vez sus derechos ciudadanos y eso genera tensión con los sectores privilegiados tradicionales. Las nuevas tecnologías hacen más complejas estas relaciones entre los distintos segmentos de la ciudadanía, a la vez que dificultan la posibilidad de llegar a consensos de gobernabilidad.

 

Hemos llegado a una situación sin precedentes. Por primera vez se ha hecho posible que un candidato presidencial lleve a cabo una campaña electoral remota, superando incluso a los partidos tradicionales. Esto mueve a interrogarnos, ¿cómo se integran a los procesos democráticos tradicionales estas nuevas realidades, previamente desconocidas?

 

Es indudable que la apatía y la desafección por la democracia han ganado terreno. Según los datos de Latinobarómetro, en la región hay menos ciudadanos comprometidos con la democracia, en la última década el apoyo promedio a la democracia en América Latina descendió de 63% a 49%. Esta aumentando la indiferencia hacia el régimen político de sus países, y crece la insatisfacción con la forma en que funcionan sus democracias.

 

Entre los principales reclamos de la ciudadanía se destacan la percepción de que se gobierna para una minoría, la desigual distribución de la riqueza y las diferencias en el acceso a la justicia, la educación y la salud.

 

Los problemas son visibles y las alarmas están dadas. De como se canalicen estas demandas dependerá el nuevo ciclo de América Latina: inclusión y progreso o desafección e inestabilidad.

 

Enfrentamos retos globales que ameritan respuestas multilaterales enfocadas hacia un nuevo paradigma de desarrollo sostenible, sustentado en instituciones renovadas, que construyan bienestar y resiliencia, capaces de enfrentar la pertinaz desigualdad, pobreza y precariedad que asedian y desilusionan a nuestros ciudadanos. Sobre todo, que defiendan los valores democráticos a los que nuestros países se han comprometido.

 

Desde hace varias cumbres, la Conferencia Iberoamericana viene debatiendo sobre la necesidad de repensar el contrato social que sirve de base a las democracias, de forma tal que puedan equilibrarse las demandas de la ciudadanía, con las políticas requeridas para generar el conocimiento y los factores que intervienen en la creación de riquezas, en particular la educación. Todo ello necesario para poder cumplir con la Agenda de Desarrollo Sostenible.

 

Por este motivo el lema que hemos seleccionado para la XXVIII Cumbre Iberoamericana es: juntos por una Iberoamérica justa y sostenible.

 

En la propuesta que hemos elaborado con el equipo técnico de la SEGIB y los coordinadores nacionales apostamos por priorizar la discusión de los temas que nos pueden conducir a esas necesarias transformaciones estructurales.

 

El gobierno dominicano considera como una prioridad la creación de instrumentos financieros innovadores, que faciliten, como instrumento coadyuvante, la transición hacia ese nuevo paradigma de desarrollo que ya se viene perfilando en los documentos de las últimas Cumbres Iberoamericanas.

 

Si no somos creativos a la hora de repensar el acceso al financiamiento, nuestros países podrían enfrentar un grave descalabro social. Todos aquí podemos dar fe y testimonio de ello.

 

 

En adición a estos mecanismos hemos propuesto la articulación de un marco rector para incentivar ecosistemas de innovación equilibrados hacia lograr, también, el bienestar colectivo. Sabemos que la creatividad es la llave del futuro, pero su éxito requiere una alianza del Estado con el sector privado, así como políticas de inversión pública para incentivar una innovación sostenible y virtuosa. Amerita, además, un nuevo tipo de gobernanza que garantice la redistribución equitativa de los beneficios a los que aspiramos recibir de una democracia.

 

Un ejemplo de esto es la discusión sobre los derechos de propiedad intelectual asociados al comercio y a la salud. La pandemia nos demostró que las reglas que deberían normar estos temas no son adecuadas para solventar lo frenético y vertiginoso de esta crisis. Esto resultó en una desigualdad escandalosa en el acceso a la vacuna, muy a pesar de la capacidad instalada de varios de nuestros países para sumarse a las cadenas de suministro de las vacunas.

 

Las consecuencias sanitarias y económicas de la pandemia, así como la crisis climática nos interpelan recuperar la capacidad de consenso regionales y reavivar el multilateralismo que siempre ha caracterizado a nuestra comunidad. Debemos apostar a nuestras fortalezas, como son: el diálogo político inclusivo y la cooperación.

 

Colegas, sobre nuestros hombros reposa la responsabilidad de elegir a la próxima o próximo titular de la Secretaría General Iberoamericana, cuya designación será clave para el éxito de nuestros trabajos. Confío en que lograremos consensuar a la persona que reúna las cualidades más representativas de lo mejor que ofrece nuestra Comunidad Iberoamericana. Un mejor horizonte de esperanza reposa en el valor de nuestro acuerdo. Asumamos nuestra responsabilidad con generosidad y gallardía.

 

 

 

 

 

 

Ministras y ministros,

 

Es obligatorio aprovechar este foro, para alertarles también sobre la dramática situación que vive Haití, país observador de nuestra conferencia. Sería importante que esta reunión de Ministros y Ministras de Relaciones Exteriores haga un llamado a la comunidad internacional que brinde a Haití la asistencia necesaria para a superar la grave violencia e inseguridad, y celebrar un gran diálogo nacional que conduzca a una eventual celebración de elecciones libres, justas y competitivas.

 

No puedo culminar sin antes agradecer a Rebeca Grynspan por el valiosísimo legado que nos ha dejado en la Secretaría General Iberoamericana. Vale también nuestro agradecimiento a los demás colegas de la secretaría que han puesto todo su empeño para estar a la altura de las exigencias. Auguro una exitosa jornada de nuestras discusiones que estoy seguro será memorable en la historia de esta Conferencia.

 

Bienvenidos a la ciudad primada de América, bienvenidos a la capital iberoamericana.

 

¡Muchas gracias!