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Discurso Canciller Roberto Álvarez AMCHAM-RD

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12 de noviembre del 2020.

 Muy buenas tardes. Es un honor dirigirme a ustedes, agradecido por la cordial invitación a este espacio para conversar sobre el marco de cooperación entre República Dominicana y Estados Unidos a la luz del programa América Crece, y el potencial que ofrece el concepto conocido como nearshoring.

Todos estamos consciente de que, en la última década, el mundo ha sufrido importantes cambios geopolíticos. El gran tablero mundial ha comenzado a experimentar un reacomodo como consecuencia del ascenso de nuevos actores. Los flujos de capitales en su búsqueda incesante de rentabilidad, estabilidad y seguridad procuran disminuir la exposición a los riesgos de tipo político, como los que derivan de la rivalidad entre Estados Unidos y China por definir el modelo de desarrollo global del siglo 21 y asegurar la supremacía política, económica y tecnológica; y de manera más amplia por influenciar aspectos esenciales de nuestro modo de vida. 

Como respuesta a la estrategia china de la Franja y la Ruta de la Seda, Estados Unidos creó el año pasado la Corporación Internacional para el Financiamiento del Desarrollo o DFC. Esta cuenta con una cartera de 60 mil millones de dólares y tiene el mandato de facilitar recursos de inversión para proyectos privados o públicos en países en desarrollo. Como sucesora de la OPIC, la DFC tiene un mandato más amplio, pues, no solo proveerá financiamiento a empresas estadounidenses, sino que puede ofertar sus servicios a empresas de otros países. Además, mientras la OPIC solo ofertaba garantías y préstamos, la DFC también puede hacer Joint Ventures e inversiones directas en el capital social de las empresas.

La DFC ha sido apoderada del proyecto América Crece, el cual busca incentivar el desarrollo de las infraestructuras, de la base energética y manufacturera de Las Américas, así como colaborar en la instalación en este continente de empresas, sobre todo estadounidenses, que operan desde Asia. Este incentivo para retornar a Las Américas es lo que ha sido descrito por el concepto de nearshoring o acercamiento al territorio de Estados Unidos, que implica el regreso de empresas clave para la cadena de suministro de Estados Unidos a países de Las Américas, con el objetivo de: reducir la exposición económica estadounidense a externalidades tales como los costos de transporte, los desastres naturales, las pandemias, los conflictos armados, los choques geopolíticos y diplomáticos, entre otros.

Adicionalmente, en la actualidad cursa en el Congreso de Estados Unidos, el proyecto de ley ACTSA, una iniciativa bipartidista impulsada por los senadores Menéndez y Rubio, que busca avanzar la competitividad, la transparencia y la seguridad en Las Américas, así como incentivar la salida de capital de Asia y de regreso a nuestro continente. Esta iniciativa proyecta destinar el 35% de la cartera de la DFC para esta región. 

Habrá que esperar a ver si el nuevo gobierno estadounidense da un giro a la estrategia para América Latina y el Caribe; pero desde ya es posible advertir que, si Estados Unidos pretende defender el orden liberal internacional, necesitará granjearse el apoyo del continente americano, ya que es aquí donde reside el potencial para renovar y revigorizar instituciones que garanticen la justicia, la libertad y el intercambio mutuamente beneficioso entre los pueblos.

Es en esta coyuntura donde se inserta el memorando de entendimiento, suscrito el pasado 15 de octubre con el gobierno estadounidense, representado por la DFC. Este acuerdo que venía discutiéndose desde hace tiempo, llegó a ser una realidad gracias al trabajo decidido del presidente Abinader y su gobierno, así como por el de sectores empresariales comprometidos con esa visión.

Como parte de la iniciativa América Crece, el acuerdo busca facilitar el financiamiento para proyectos privados y públicos en República Dominicana, para lo cual dispone una cartera de dos mil millones de dólares. El memorando prioriza la inversión en las áreas de: infraestructura crítica, logística, energía, turismo y desarrollo de las mipymes. Además, plantea como eje transversal el empoderamiento económico de las mujeres emprendedoras.

Este acuerdo potencia las ventajas comparativas de nuestro país y permitirá ampliar nuestra base productiva y, sobre todo, incentivar el nearshoring de empresas que exportan a Estados Unidos y que buscan salir de Asia, acercando su producción a su mercado de destino.

Para entender la importancia de este acuerdo, así como su lógica operativa, es necesario una mirada amplia a lo que sucede en el mundo, tanto como resultado de la disputa por la hegemonía global, como de la crisis sanitaria y económica desatada por el COVID-19.

De un lado, Estados Unidos y China entraron en un conflicto comercial y tecnológico, que venía in crescendo desde antes del gobierno del Presidente Trump. Como parte de la imposición mutua de aranceles se generó una desviación de comercio que según UNCTAD alcanzó 21 mil millones de dólares entre marzo de 2018 y septiembre de 2019.

Analistas como McKinsey & Co., han calculado que, en los siguientes cinco años, veremos una reubicación hacia otros países fuera de Asia Mayor, de una base manufacturera valorada entre 2.9 y 4.6 billones (es decir, millones de millones) de dólares. Imaginemos por un momento que República Dominicana pudiera captar el 0.1% (es decir una décima de un 1%) de ese desvío productivo; esto implicaría la posibilidad de crear 80 mil empleos en el sector de manufactura.

El financiamiento ofertado por la DFC es vital para lograr la movilidad de esta base manufacturera y poder captar una parte del desvío de comercio internacional que se ha generado.

Por otro lado, tenemos los factores internos. El nuevo gobierno dominicano se ha comprometido a garantizar el bienestar de nuestros ciudadanos, y para ello ha establecido unas prioridades políticas claras para la política exterior, que se traducen en defender los valores democráticos y los derechos humanos, fortalecer nuestra alianza estratégica con Estados Unidos, reforzar el multilateralismo y la cooperación internacional, así como fomentar las exportaciones y la inversión extranjera, para apoyar en la creación de 600 mil empleos dignos en 4 años. Ésta última meta fue estipulada antes de la pandemia, por lo que con la actual crisis habrá que matizarla, pero lo cierto es que el gobierno sigue comprometido con crear una importante cantidad de empleos decentes.

En este orden, el Poder Ejecutivo emitió el Decreto 588-20 que declara de prioridad nacional la industrialización, teniendo como finalidad potenciar la productividad y competitividad del sector industrial y de zonas francas. Uno de sus ejes es lograr la necesaria “cohesión de la política de promoción internacional para el aprovechamiento de nuestra posición geográfica”, cuya proximidad a los mercados destino de Norteamérica nos confiere una ventaja comparativa.

Otro de los ejes del Decreto 588-20 es el que busca fortalecer la infraestructura crítica para aumentar la capacidad de producción de nuestras industrias. En ese sentido, las alianzas público-privadas son esenciales para garantizar la sostenibilidad y viabilidad de la infraestructura que necesita el país.

Para materializar estas metas prioritarias, nuestro país cuenta con importantes capacidades y ventajas. Como ustedes saben, somos parte del DR-CAFTA, del EPA y varios otros acuerdos comerciales, que permiten a nuestros productos acceder en condiciones preferenciales a un mercado de 915 millones de personas en casi 50 países.

Otras ventajas incluyen entre otros: nuestra cercanía a Estados Unidos, un clima de inversiones competitivo, estabilidad política, y una experiencia acumulada en áreas clave.

Ahora bien, vale la pena mencionar algunos datos para dimensionar el potencial de desarrollo que implica este memorando de entendimiento para nuestro país.

El año pasado, nuestro país exportó mil cuarenta millones de dólares en los rubros de insumos médicos, equipos de protección personal y productos farmacéuticos. Fue nuestro segundo rubro exportador solo detrás del oro. Nuestros principales mercados fueron: Estados Unidos, Alemania, Países Bajos y China. De estos, Estados Unidos acapara sobre la mitad de las exportaciones totales.

Con ayuda de la DFC, República Dominicana se puede posicionar como “la gran farmacia exportadora del Caribe”, por su ya establecida competitividad en el sector de productos médicos, quirúrgicos y de protección personal, así como su potencial aún no explotado en el sector de medicamentos.

En el contexto de la actual pandemia, la DFC ha otorgado un préstamo de 765 millones de dólares que respaldaría el lanzamiento de Kodak Pharmaceuticals para la producción de medicamentos críticos, creando 1,500 empleos en los estados de New York y Minnesota. Experiencias como esta podemos replicarla en nuestro país, pues la producción de estos rubros sigue siendo una prioridad.

En ese mismo sentido, la DFC lanzó una solicitud de propuestas de entidades del sector privado que buscan financiamiento para proyectos elegibles que ayuden a relocalizar la producción o distribución de equipos de protección personal (EPP), suministros para pruebas médicas, vacunas, productos farmacéuticos, equipos de ventilación o materiales y tecnologías auxiliares pertinentes.

Según los criterios de elegibilidad de la DFC, los proponentes pueden optar por fondos de hasta mil millones de dólares por proyecto. Estos préstamos se hacen por un período que fluctúa de 15 hasta 25 años. La DFC requiere que todos los proyectos que apoya respeten el medio ambiente, los derechos de los trabajadores, los derechos humanos y las comunidades locales, por lo que dichas iniciativas pueden redundar en beneficios adicionales a las localidades impactadas o receptoras de los proyectos.

Otro sector de vital importancia es el logístico. Tenemos ventajas geográficas y tecnológicas para desarrollar una oferta logística competitiva. En la actualidad, el puerto de Caucedo ocupa el puesto número 13 entre 118 puertos de América Latina y el Caribe, con más de 1.3 millones de TEUs en 2018. Justo antes de ayer se anunció la instalación de cuatro nuevas grúas en Caucedo para aumentar su capacidad a 2.5 millones de TEUs para el 2021, lo cual colocará este puerto entre los primeros 6 de las Américas. Es decir, se trata de un  potencial logístico esencial para el país,  el cual es indispensable continuar potenciando.

Ahora quisiera hablar un momento del puerto de Manzanillo. Este es, quizás, el puerto natural mejor dotado del país. En mi opinión, el desarrollo de Manzanillo debería ser mucho mayor de lo que hasta ahora se ha estado considerando. La razón fundamental es este otro puerto que también se encuentra en la costa norte de una isla cercana. Se trata del puerto de Mariel en Cuba. Hace unos años, los brasileños hicieron ahí una inversión de casi mil millones de dólares, precisamente esperando que se pueda convertir en un hub logístico. Para estar en las grandes ligas, necesitamos pensar en grande. Como dicen los estadounidenses, go big, or go home.

El memorando de entendimiento con Estados Unidos potencia las posibilidades de nuestro hub logístico al facilitar el financiamiento de las inversiones necesarias para mantenernos competitivos. En medio de la gran transformación económica que representa la cuarta revolución industrial, la iniciativa “América Crece” representa una oportunidad para que nuestras industrias accedan a financiamiento clave para ampliar nuestras capacidades mediante soluciones tecnológicas para el sector logístico.

El reto es aprovechar la disponibilidad de fondos para posicionar a República Dominicana como líder en la implementación de la infraestructura tecnológica y física fundamental para ofrecer servicios logísticos competitivos. En este orden, el Presidente Abinader ha declarado la industrialización como prioridad nacional, al igual que ha agilizado el despliegue de la tecnología de quinta generación, o 5G.

Otro sector clave en el marco del acuerdo es el energético. Desde ya el gobierno dominicano explora la posibilidad de exportar energía a países vecinos. Si bien el sector privado dominicano ha mostrado interés en asumir el financiamiento de estos proyectos, el potencial de obtener crédito de la DFC para este sector nos acerca más a su materialización. El acceso a las diversas formas de financiamiento puede abaratar los costos de la transición energética a una matriz más sostenible y que reduzca nuestra dependencia de la importación de petróleo. En especial, puede contribuir a la instalación en nuestro país de empresas que desarrollan nuevas soluciones para la generación y distribución de energía.

Así, existen otros sectores con gran potencial. Por ejemplo, recientemente me enteré de que un contratista de las empresas de telecomunicaciones ATT y Verizon, está está restaurando Apple IPhones y ahora está considerando la posibilidad de ensamblar tabletas. Atraer a empresas icónicas como Apple a nuestro país, es un gran reto, pero uno que está a nuestro alcance.

Ahora bien, para que todo esto se haga realidad, se debe tomar en cuenta que el gobierno dominicano debe apoyar activamente los proyectos que busquen financiamiento de la DFC, ya sea para instalar empresas en el país o para ampliar las capacidades de las que actualmente operan desde aquí.

En este sentido,  es necesario comprender que lo que este memorando de entendimiento establece  son los criterios generales que serán prioritarios para la DFC al elegir proyectos para financiar en nuestro país, a la vez  que crea un marco de apoyo por parte del gobierno de Estados Unidos, en la creación de las capacidades necesarias para llevar a cabo estos proyectos, incluyendo  asistencia técnica.

Las modalidades de intervención de la DFC incluyen: a) inversión de capital, un componente crítico para que las empresas puedan suplir sus necesidades financieras en las etapas iniciales; b) fondos de inversión, para ayudar a abordar el déficit de capital privado en los países en desarrollo; c) financiación estructurada, para proyectos de energía, infraestructura y otros de alta envergadura que requieran grandes sumas; d) créditos para el desarrollo, para iniciativas menores a los US$50 millones; e) seguro de riesgo político, que brinda cobertura contra pérdidas debido a la inconvertibilidad de la moneda, interferencia del gobierno y violencia política, incluido el terrorismo; y f) asistencia técnica, con miras a acelerar la identificación, estudios de viabilidad y preparación de los proyectos.

Para la implementación de este acuerdo, al gobierno dominicano le corresponde identificar, apoyar y asesorar a los proyectos que considere prioritarios según nuestra estrategia nacional de desarrollo. Cabe resaltar que el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes ya se encuentra identificando proyectos. Aquí deseo destacar el liderazgo del Ministro Ito Bisonó, quien ha jugado un rol importante en la implementación de este memorando.

El Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes, ha tomado contacto con empresas estadounidenses que actualmente tienen su producción en Asia, pero que están interesadas en aprovechar el DR-CAFTA, el memorando de entendimiento y la cercanía del país con Estados Unidos. También han contactado a empresas extranjeras que ya operan en el país y que ahora quieren expandir su producción local.

Ahora bien, nos surge una interrogante importante. ¿Tenemos en estos momentos las estructuras adecuadas para identificar, evaluar y asesorar proyectos de manera proactiva, para poder aprovechar en toda su amplitud esta oportunidad que  nos  abre  el memorando? Me parece que no. Debemos recordar que  otros países  han firmado acuerdos similares con Estados Unidos y que los proyectos que se presenten en RD deberán competir con los proyectos de  esos países.

En consecuencia, propongo la creación de una instancia permanente para la implementación del memorando. Una unidad de inteligencia, con un personal interdisciplinario que pueda dedicarle la totalidad de su atención al arduo trabajo de identificar y apoyar los proyectos que cumplan tanto con los criterios del acuerdo, como con los criterios de la Estrategia Nacional de Desarrollo para ser considerados como prioritarios. En mi criterio, este trabajo no debería ser delegado de manera ad hoc a un organismo que ya tiene otros mandatos que le ocupan la totalidad de su tiempo.

El trabajo de esta instancia implica la puesta en ejecución de los criterios y directrices de diversos ministerios y agencias gubernamentales con competencia para esto. Por ejemplo, el MEPyD como órgano rector del sistema de planificación, es el que define las prioridades de desarrollo del país, el MICM combina facultades regulatorias y ejecutorias en la promoción de la industria y el comercio, el CEI-RD y el MIREX se apoyan mutuamente en la definición de la estrategia de comercio exterior del país, el Ministerio de Hacienda y las Direcciones Generales de Aduana e Impuestos Internos diseñan y aplican los planes fiscales aprobados por el Congreso Nacional.

En mi opinión,  el lugar ideal para ubicar esta unidad de inteligencia es el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes, con el apoyo de todas las instituciones previamente mencionadas y bajo la égida de las más altas autoridades políticas de la nación.

En estos tiempos de crisis global debido a la pandemia del COVID-19, República Dominicana reivindica la necesidad de potenciar los mecanismos de cooperación internacional como pilar fundamental para la reactivación postcrisis. Esto no responde a una necesidad de “volver a la normalidad”, sino de caminar hacia nuevos senderos de prosperidad y hermandad global en un mundo cada vez más interconectado e interdependiente.

Este memorando es un paso firme en la dirección de fortalecer los lazos históricos que unen a nuestros países. Las inversiones en energía e infraestructura aumentarán la resiliencia y la fiabilidad de nuestros sistemas, y ayudarán a contrarrestar las amenazas que plantean las interrupciones del suministro de eventos naturales y provocados por el hombre, incluidas las amenazas cibernéticas.

Amigos, la fortuna favorece a los osados. Nos encontramos en un momento único en la historia. Mientras el mundo se enfrenta a una de las mayores crisis en la memoria reciente, las nuevas dinámicas globales a nivel económico, social, tecnológico y geopolítico nos obligan a reinventarnos. Debemos entender este momento y asirlo. Todos los sectores productivos de la nación deben trabajar en la misma dirección, para construir una patria prospera y de oportunidades para todas y todos.

 

Muchas gracias.