1 Diciembre 2020.-
Quiero, en primer lugar, darle la más cordial bienvenida a la delegación haitiana que nos visita, presidida por el Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Dr. Claude Joseph, y agradecer su presencia en este importante acto, en nombre del Presidente Abinader y en el mío propio.
Para el gobierno dominicano, es de la más alta prioridad establecer una agenda-futuro con Haití. Esta agenda abordaría temas trascendentales para el desarrollo y el beneficio de ambas naciones. Entre ellos, formalizar y potenciar el comercio binacional en ambas direcciones, establecer programas de cooperación técnica entre ambos Estados, acercar nuestras posiciones en los foros regionales y en general crear un marco común para proteger esta isla que compartirnos y lograr el bienestar de nuestros pueblos.
Partimos de que nuestros destinos están entrelazados por hilos económicos, históricos, culturales, y, obviamente, geográficos. Entendemos que la frontera entre nuestras repúblicas debe y puede convertirse en una fuente de bienestar y progreso para los ciudadanos de ambos países. Hoy damos un paso significativo en el camino hacia esa meta, ya que solo una frontera ordenada permitirá a ambos Estados extraer provecho del intercambio económico que ella genera.
En esta ocasión, nos disponemos a suscribir un protocolo para la materialización de las pirámides comunes 240, 241 y 251 que marcan parte de los límites fronterizos entre nuestros países. Estas pirámides quedaron sepultadas bajo agua producto de la crecida de los lagos Azuey y Enriquillo hace varios años. Además, el mismo fenómeno natural generó el desplazamiento de comunidades aledañas hacia territorio dominicano.
El protocolo que hoy firmamos, que se ha venido negociando satisfactoriamente desde hace ya algún tiempo, nos permite reubicar esas comunidades, de manera pacífica y ordenada, y reestablecer las pirámides comunes.
En la última reunión que sostuviéramos recientemente en la frontera, acordamos la necesidad de realizar este protocolo para el restablecimiento de las pirámides y hacer cumplir, a la brevedad posible y con la pericia técnica de ambos países, los límites que ya establecen las pirámides o bornes fronterizos número 240 (sumergida a 5 metros bajo el agua); la 241 (sumergida a metro y medio); la 242 (todavía visible), además, verificado el estado de la pirámide 251 destruida con anterioridad, determinan la división territorial y la soberanía de cada parte. Esta delimitación territorial fue establecida de manera definitiva, en el Tratado fronterizo domínico-haitiano del 21 de enero del 1929 y el acuerdo fronterizo domínico-haitiano del 27 de febrero del 1935, los límites de la frontera terrestre entre Haití y República Dominicana.
En la Cancillería tenemos la firme convicción que una frontera ordenada significa que en esta se generarán empleos, mejores ingresos, condiciones ambientales y ecológicas para un desarrollo humano sostenible, y una mejor convivencia humana.
En estos primeros meses hemos iniciado un avance, pero lo más trascendental es que hemos abierto canales de comunicación privilegiados, mismos que contribuirán al establecimiento de iniciativas que aporten soluciones a las diferentes situaciones que enfrentamos ambos países a diario. La firma de este protocolo es una muestra clara de nuestro elevado interés de fortalecer las relaciones bilaterales de forma tal que contribuyan al desarrollo y bienestar de nuestros pueblos.
Muchas gracias.