13 de octubre del 2020.
Estimados colegas y amigos , el recién inaugurado Gobierno dominicano, encabezado por el presidente Luis Abinader, proclama su profundo apego a los derechos humanos, al tiempo que aboga por una solución democrática y pacífica a la situación venezolana, que incluya la participación de los principales actores políticos y con el pleno respeto a la voluntad del pueblo venezolano.
Aun antes de la pandemia la situación humanitaria de Venezuela era crítica. El país había experimentado el retorno de enfermedades previamente erradicadas como la difteria y el sarampión, así como aumentos en los casos de malaria y cólera. De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, 9 millones de venezolanos se encontraban en inseguridad alimenticia y requerían ayuda humanitaria, y según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, más de 5 millones de venezolanos han abandonado su país desde 2014.
Todo esto ha empeorado con la llegada de la pandemia. El sistema sanitario venezolano, que ya se encontraba drenado de recursos, no tiene capacidad de respuesta ante la propagación del COVID-19. Esta crisis humanitaria que vive Venezuela nos obliga, a los países de la región, a redoblar esfuerzos para contribuir a su solución.
Afín a la posición regional mayoritaria, en enero de 2019 el gobierno dominicano saliente desconoció la legitimidad del gobierno de Nicolás Maduro, al apoyar la resolución que a esos efectos emitió el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA). Asimismo, dicho gobierno votó a favor de la Resolución 29-44 de junio de 2019 de la Asamblea General de la OEA, la cual reconoció al representante designado por Juan Guaidó ante dicha organización. Luego, como Estado parte en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), el gobierno saliente también votó a favor de las resoluciones de septiembre y diciembre de 2019, que determinaron la aplicación de sanciones en contra de numerosos funcionarios del régimen de Maduro.
El gobierno del presidente Abinader, ha reconocido como política de Estado la aplicabilidad de estas decisiones y por ello les dará seguimiento dentro de nuestro marco jurídico.
República Dominicana ha mostrado interés en contribuir a una salida negociada a la situación venezolana, que garantice el regreso a la constitucionalidad y al reencuentro de los venezolanos, por la vocación pacifista del pueblo dominicano y porque se trata de un país hermano que ha apoyado al nuestro en momentos difíciles de nuestra historia. Además, porque la crisis humanitaria venezolana afecta directamente la seguridad y estabilidad de la región. El apoyo a la nación venezolana es aún más decisivo en estos momentos debido a las dramáticas consecuencias generadas por el COVID-19.
Estimados colegas y amigos,
Juan Guaidó ha sido reconocido por la mayoría de los países de la región y muchos otros del mundo, como Presidente encargado de Venezuela, en función de su mandato como Presidente de la legítima Asamblea Nacional, mandato que expira el 5 de enero de 2021, según lo dispuesto por la Constitución venezolana. Esta situación genera aún más incertidumbre sobre la legitimidad de la gobernanza democrática del país.
Es importante resaltar que la soberanía de los Estados reside en sus pueblos. No corresponde a la comunidad internacional determinar quién ostenta la representación política de un Estado, ello corresponde a cada pueblo según las normas que libre y democráticamente adopten. Por esto, entendemos que la expresión popular es la única vía para relanzar un diálogo productivo que lleve a una solución pacífica de la actual situación venezolana.
Por otro lado, nos preocupa la falta de un plan de acción que suscite un amplio consenso de la oposición frente a la cuestionada convocatoria de elecciones legislativas por el régimen de Maduro. Esto dificulta sobremanera cualquier rol mediador. La situación actual es sumamente compleja y si los grupos opositores no acuerdan una posición unificada, la crisis se agudizará.
Ambas partes en el conflicto venezolano afirman tener el apoyo popular mayoritario. Tomándoles la palabra, adelantamos una propuesta para que sea la ciudadanía venezolana, quien de forma directa, marque el camino a seguir. Entendemos que una forma de avanzar en la construcción de un efectivo gobierno de transición es mediante un referendo consultivo para que el pueblo venezolano encuentre un canal de participación directo y se exprese sobre diferentes propuestas, previamente concertadas entre las partes, con la mediación de la comunidad internacional.
En estos momentos no están dadas las condiciones para que un simple proceso electoral resuelva la situación, debido a la falta de confianza entre los principales actores políticos. Por ello la figura del referendo consultivo que está prevista en el artículo 71 de la Constitución venezolana, para someter a consulta popular las materias de especial trascendencia nacional, puede contribuir a crear el clima propicio para una auténtica solución electoral.
Estimados amigos, seamos realistas, la situación en Venezuela no puede resolverse si nos anclamos en el radicalismo ideológico. Hay que ser creativos para hallar soluciones diferentes a las ensayadas hasta hoy. Para República Dominicana lo más importante es ser pragmáticos, sin que ello implique renunciar a nuestros objetivos estratégicos.
Lo que vive Venezuela actualmente, no es el primer conflicto civil del que hemos sido testigos en las Américas. Si se pudo superar, a título de ejemplo, el conflicto colombiano o los diversos conflictos en Centroamérica, eso nos muestra que la región tiene la experiencia, capacidad y creatividad para apoyar decididamente a los venezolanos en estos momentos. Nos parece que vale la pena también echar una mirada a nuestros hermanos chilenos, quienes marcan una pauta en el sentido de resolver un profundo y dilatado conflicto político y social mediante una consulta popular.
En el caso venezolano, el trabajo de la comunidad internacional debe consistir en convencer a los principales actores que el único camino para evitar un desgarramiento mayor es que acepten y legitimen un proceso electivo como el referendo consultivo propuesto, organizado con el apoyo y supervisión de las Naciones Unidas y los países amigos.
Todos los actores en el drama venezolano reconocen la solvencia de la ONU. Además, es un foro que ofrece igualdad de oportunidades a ambas partes y sus aliados.
Es esencial integrar una propuesta que pueda ser consensuada al menos en las Américas. Si no logramos un consenso regional, ninguna propuesta podrá avanzar; mientras, el espectro de un conflicto civil surge en el horizonte.
Estamos dispuestos a dialogar con todas las partes, todos los grupos y todos los países que creen en la concertación política como el único camino para el restablecimiento de la constitucionalidad democrática en Venezuela.
Las metas fundamentales de estos diálogos deben ser: 1) un gobierno de transición acordado por las partes; 2) la celebración de elecciones libres, justas y competitivas, acompañadas y supervisadas por la comunidad internacional; y 3) un acuerdo político que garantice la vuelta a la legalidad, sin retaliación.
Siendo Venezuela la tierra que acogió al padre de la patria dominicana, Juan Pablo Duarte, le reconocemos una gran deuda. Estamos listos para jugar nuestro rol, facilitando una salida negociada a la crisis, pero las manos de la comunidad internacional estarán atadas si los principales actores internos no están a la altura del momento.
En última instancia deberá ser la ciudadanía venezolana quien decida su destino, pero los demás países de la región debemos apoyar decididamente en la consecución de una pronta solución democrática, pues nos jugamos la paz en nuestro hemisferio.
Muchas gracias.