17 octubre, 2022
Señor Presidente:
Bastante se ha dicho y escrito, acerca de la crisis que amenaza la existencia de buena parte del pueblo haitiano, que sufre estoicamente una aterradora normalización de la violencia, la degradación del medio ambiente y la salud, que ha consternado a la comunidad internacional.
Agradecemos a los miembros del Consejo de Seguridad su empeño en responder a esta situación de emergencia y al Secretario General por sus importantes esfuerzos en impulsar esta dinámica en seguimiento a la crisis haitiana.
En los actuales momentos, a la luz de lo que ya todos sabemos, es legítimo esperar que el Consejo de Seguridad responda favorablemente a las repetidas solicitudes de acción. En particular, a las de las propias autoridades haitianas, formuladas al Consejo y a la comunidad internacional, de asistencia urgente para frenar los excesos, tropelías y crímenes de las pandillas armadas; estos delitos afectan gravemente el bienestar del pueblo haitiano, privándole, el acceso a los alimentos y los servicios básicos de salud, que, según un informe de la BINUH, victimiza especialmente a mujeres y menores de edad.
Nuestro país ya ha manifestado su respaldo, y hemos actuado acorde, a la solicitud de ayuda hecha por el Primer Ministro de Haití. Asimismo, apoyamos firmemente un régimen de sanciones y de embargo de armas que sean aprobadas por el Consejo de Seguridad, contra individuos e instituciones, tal y como ya hizo nuestro Gobierno.
Como si tales calamidades fueran pocas, ha surgido un brote epidémico de cólera en Haití que podría significar la pérdida de miles de vidas adicionales. Por su forma de propagación y nefastos efectos, producidos en el pasado reciente, la comunidad internacional debe actuar con presteza.
Frente a este patético drama, lo que esperan las autoridades y el pueblo haitiano es una respuesta efectiva que abra alguna esperanza de alivio a las catastróficas consecuencias que vive en la actualidad
Como ya hemos afirmado, todos los esfuerzos en procurar un ambiente de paz en ese país deben ser paralelos a un proceso político inclusivo, liderado por los propios haitianos, en aras de alcanzar la necesaria unidad nacional, para abordar las causas fundamentales de su prolongada crisis.
Sin embargo, nos encontramos en un punto de inflexión, cuya prioridad es pacificar y llevar toda la ayuda humanitaria posible para paliar la desesperación que vive la población haitiana.
Entretanto, en vista de esa alarmante situación sanitaria y dada la facilidad y rapidez natural para la propagación de enfermedades, nuestro país está realizando programas de salud y vigilancia epidemiológica activa a nivel fronterizo, junto a otras medidas para prevenir la población dominicana de esa amenaza sanitaria.
Señor Presidente:
Estamos frente a una crisis humanitaria y de inseguridad sin precedentes en Haití. Es menester abordarla con la urgencia que amerita el caso. No hay tiempo que perder. Apelamos, una vez más al Consejo de Seguridad a que utilice todos los recursos y medios a su alcance, para revertir el curso de esta situación y evitar de forma efectiva que la misma desborde las fronteras de nuestro vecino país.
Once millones de haitianos lo reclaman ante al único organismo multilateral que tiene el mandato y la responsabilidad de realizarlo.
Muchas gracias.